Creo que en algún punto de nuestra vida desde la primera vez que empezamos a percibir, sentir y comprender aquello que llamamos amor, ya sea desde lo ideal, pasando por lo real y hasta lo utópico, siempre soñamos con encontrar aquel ser maravilloso que sea el complemento perfecto de nuestro ser con el cual podamos disfrutar del amor y de una relación excelente en todos sus aspectos.
Soñar soñamos todos a partir de los ideales, esto suele ser muy fácil… En algún punto nos topamos y/o conocemos a alguien que concuerda con nuestros modelos mentales, y hasta podemos descubrirnos a nosotros mismos repentinamente enamorados de alguien quien no pensábamos… o esperábamos.
Pero a partir de que dejamos dar rienda suelta a nuestros sentimientos y navegar por el incognito mar del amor, podemos encontrar una gran variedad de rumbos, los cuales están sujetos a vértices ocultos de nuestra personalidad y de la del otro, gustos, afinidades, atracción, etc.
A partir de aquí cada relación se puede volver algo grato, memorable, permanentemente, trágico, fatídico y hasta olvidable.
Sujeto también a la condición de madurez de cada uno y a la compresión personal del amor.
Puede haber tipos de relaciones como cantidad de personas, aquí detallo solo algunas situaciones observadas:
-Frustración: De aquel amor que miramos con ternura y admiración soñando compartir una relación con el ser amado, pero que a la hora de consumar la misma, esta no se concreta debido a variados matices desde el desinterés completo por una de las partes (el clásico no me da ni bola) hasta la incompatibilidad de sentimientos (te quiero como un amigo).
-Temor: Puede suceder que por miedo a nosotros mismos (en base al juicio que nos auto-emitimos, complejo de inferioridad, etc), al rechazo, a iniciar una relación o a arriesgar nuestros sentimientos no podamos alcanzarlo.
-Vivir del pasado: Luego de terminada una relación por alguna situación determinada, pasarnos lo meses culpándonos por lo pasado, pensando que deberíamos haber evitado o corregido, o reviviendo en nuestra mente lo buenos momentos; todo esto no nos permite mirar hacia adelante y afrontar los cambios.
-Extorsión: Dícese de la relación en la cual uno de los dos presenta el ofrecimiento de algo a cambio para dar/recibir afecto,
puede ir desde lo material hasta lo sentimental. Imponiendo de por medio ese «algo a cambio» ante cada situación.
-Capricho: relación predominada por los ataques egocéntricos de uno de los dos o de ambos. Este tipo de relaciones tiene un final sabido y es mejor abandonarlo a tiempo si no se puede hacer algo al respecto.
-Pelea: La relación tiene buenos momentos pero ante situaciones de desacuerdo por una o ambas partes se deriva cada vez más en peleas o discordias, que pueden incluir discusiones, palabras hirientes, etc. Esto genera que se empiece a debilitar la relación, y si no se lo frena a tiempo se vuelve exponencial hasta la ruptura.
-Inmadurez: bajo esta circunstancia uno de los dos tiene un mayor grado de madurez que el otro y ve las cosas de manera diferente, aunque esto no está mal y puede ser así (hay uno más maduro que el otro), el problema empieza cuando esto deriva en unas consecuencias negativas para la pareja.
-Dependencia: Una de las partes se vuelve absolutamente dependiente de la otra y con el tiempo se vuelve reciproco desequilibrando el aporte que se hace a la pareja. Cabe destacar que tanto el dependiente como el dependido deben intentar restablecer el equilibrio ya que también puede volverse algo enfermizo al extremo en este tipo de relaciones.
-Abuso de la bondad del otro: Cuando en una relación hay una de las partes que por naturaleza propia tiene una bondad innata, y cuando la contraparte descubre esto en un principio es algo curioso o agradable pero con el tiempo se genera un incremento del uso y hasta el abuso tornándose en algo constante que puede llevar al hastío de una de las partes.
-Celos enfermos: Los celos pueden ser algo que solemos sentir pero que normalmente debemos dominar, sin embargo muchas veces en una relación en la que los celos se vuelven algo permanente al punto de perseguir al otro con lo fines de descubrirlo «in fraganti» ante un engaño imaginario, genera la perdida de la confianza en ambas partes y puede llevar a consecuencias nefastas.
Al parecer aun las relaciones duraderas y exitosas pueden pasar o haber pasado una o varias de las situaciones mencionadas.
Lo más importante es saber regularlo, hablarlo y equilibrarlo entre ambos si es que se persiguen los fines de permanecer en la relación. Los extremos nunca son buenos y siempre derivan en circunstancias no deseadas.
La perspectiva de las relaciones creo que esta íntimamente ligado en lo que se basa la misma y lo que buscan las partes interesados así también por lo que son estas y alcanzara las consiguientes consecuencias derivadas de esto.
Cabe destacar que esta es tan solo mi visión y opinión personal sobre el asunto.